Origen y Evolución
La delicada…, remarcaré: muy delicada obligación –auto-impuesta-,
de intentar Historiar, al menos de una forma muy somera, sobre y
alrededor de la creación y evolución del SELLO de una Nación/País,
vistos desde la óptica de un ciudadano de uno muy pequeño - nuevo,
novísimo en estos menesteres-; que como República, si realmente nos
podemos o pudimos haber sentido/empoderados de/como tales; y,
ocasionalmente actuar como republicanos, esto es ciudadanos y no
súbditos; hace necesario, retroceder a nuestro origen, en el mestizaje
étnico-político-confesional, del que somos un producto, y obliga
regresar entonces al siglo XVIII, no porque sea el del génesis de
nuestra identidad actual inicial; pero sí, mas bien para tener un
punto de referencia fijo del cual partir…
…Entonces aunque “cojeando”, por estar condicionado; paladinamente afirmaré, para luego de algunas páginas tratar de justificar: que nuestro actual, vigente SELLO, al que por alguna “misteriosa” razón (Acaso: “sinrazón”),
la plebe confunde con un ESCUDO, y así lo ha dado en llamar, por
tanto como tal erróneamente calificar; es, con mucho el producto
evolucionado de un conjunto de circunstancias sobrevinientes, que
permitieron, cuando no forzaron- muchas veces ilegítimamente- tanto el
diseño/rediseño de su contenido ideológico, cuanto su promulgación
oficial, que facultara, hacer de-con él un apropiado uso y
aprovechamiento; situación perfectamente comprensible, porque está
basada en y es el reflejo de una casi proverbial inestabilidad
jurídico–política, de una comunidad avasallada, eventualmente digna de
“mejor suerte”.